EL SALVAJE NIHILISMO DE “PALESTINA LIBRE!”

Autor:  Hussein Aboubakr Mansour, intelectual árabe musulmán.

“Palestina libre!”- el eslogan, la fantasía y la política- ha estado siempre conscientemente metida en los asesinatos en masa de judíos en calles y casas. Pocos lo dicen abiertamente, pero en los círculos occidentales, intelectuales y profesionales de oriente medio y Europa, la idea de la liberación de Palestina está encuadrada en términos de necesidad de la matanza indiscriminada de judíos. Para los actores que lo hablan abiertamente, como Hamas e Irán, liberar Palestina es sinónimo de la total aniquilación de Israel sin paliativos. Esto no es nada polémico, es una realidad básica del islam que demanda escrutinio.

Considera el atolladero ideológico en el que muchos musulmanes se han criado, incluyendome a mí. Crecer como musulmán en Egipto supone que el concepto de Palestina no ha sido nunca un tema territorial de ocupación ni algo geopolítico; es algo grabado a fuego en nuestras mentes infantiles y mentalidad colectiva, algo unificador del nacionalismo árabe secular y religioso. Ha sido y sigue siendo un tema que resuena en lo político, social y espiritual, a menudo desafiando lo racional. Esta carga emocional, arraigada en la narrativa del mundo árabe musulmán, hace añicos la idea de que la causa palestina está meramente basada en el anti sionismo más que en el anti semitismo.

Este atolladero, sin embargo, no es único de lo muslmán, es un fenómeno también alentado desde las revoluciones socialistas europeas sobre intelectuales musulmanes. Esto es el resultado de odio inmemorial occidental a los judíos por sus abominaciones y de la cristiandad en concreto. Se acusa a los judíos de todo el mal en la humanidad, y esto ha infectado cada institución musulmana, independientemente de todo el odio destilado en el corán. Esto es el clásico libelo del grito de la revolución francesa fascista.

El problema de esta venenosa línea de pensamiento se alimenta del concepto “Palestina libre!” como si fuera un movimiento de resistencia contra ocupaciones coloniales, una revolución fanoniana en la que la violencia contra civiles israelís se defiende como algo legítimo para alcanzar justicia racial. como si la raza tuviera algo que ver en todo esto. Se vende a precio de ganga la etiqueta de los judíos israelis (la mayoría de los cuales son refugiados y descendientes de refugiados de dictaduras musulmanas y soviética) como colonizadores, imperialistas asentados, y esto no es otra cosa que un tipo de castigo colectivo derivado en su torcida mentalidad de la acusaciones medievales de los cristianos hacia las abominaciones de los judíos, como grupo e individuos. Se nota que todos los que claman por la liberación de palestina no pueden evitar cosificar a los judíos, y su objetivo no busca la paz para los palestinos, en dignidad y armonía con los israelíes, sino como un estado establecido sobre las ruinas de un Israel destruido. Hamas lo dice explicitamente: Asesinar judíos, erradicarlos y esclavizar a los supervivientes. Está por escrito en su carta fundacional.

Los islamistas articulan la fantasía de la aniquilación judía con el lenguaje de la jihad e imbuido por lo divino, por justicia cósmica y guerra universal, lo que los occidentales suelen reconocer como fascismo religioso. Mientras esto es poderoso para mobilizar a las masas ignorantes de musulamanes adoctrinados, la izquierda en su versión secular usa a marx o Fanon, términos de igualdad, anti capitalismo y justicia social como medio para mobilizar a la “inteligencia” occidental. Son sólo dos caras de la misma moneda, y el valor de esta moneda se mide en litros de sangre judía.

Para los adoctrinados por esto, celebrar el asesinato de civiles judíos es sólo una expresión de su bajeza moral. Como adolescente en Egipto, recuerdo a casi todos los adultos expresando la alegría cuando había noticias de ataques suicidas con victimas judías de por medio durante la segunda intifada. Las autoridades religiosas egipcias declaraban a estos terrorista como santos y mártires. Esto se parece a la canonización de terroristas occidentales cuando mataban en Europa. Y lo pretenden disfrazar de reclamaciones territoriales o raciales.

Todos los musulmane saben que lo que digo no es una opinión personal, estoy describiendo la realidad objetiva. Algunios tratarán de atenuar los hechos y encasillarlos como locuras, y nunca como la real influencia de lo religioso y político del islam.Pero nadie evidencia que esto sea mentira.

El miedo es que ese impulso de minimizar sea el subproducto de un sincero pensamiento de victimización. Se ve una tremenda huida de esta realidad incluso entre las nuevas generaciones de musulmanes occidentalizados. Se sigue entendiendo el asesinato de judíos como algo buscado por ellos y su culpa, o al menos la culpa del gobierno israelí por no declarar la paz de forma unilateral. Esto es pura rendición y falacia.

Aquellos de nosotros que pertenecemos a la clase cosmopolita profesional árabe, que viaja de país en país y de un estilo de vida a otro, el beneficio de mezclarse con otros y su liberalidad es en muchos caso una fuente de verguenza musulmana. Vemos el anti semitismo, la sed de sangre, la locura, y simplemente esperamos que desaparezca por arte de magia. Así es todo más fácil. No abordamos la realidad de los fallos que cometemos. Los minimizamos, los explicamos y decimos: Qué hay de lo mio?, y seguimos pretendiendo.

Y no somos tan jóvenes como quisieramos pensar. Caminamos tras los pasos de generaciones previas de intelectuales árabes modernos y seculares. Tampoco ellos querían tener nada que ver con sus naciones nativas, las cuales no les motivaban. En su narcisismo y egoismo, pretendían no pertenecer a sociedades medievales. Así que buscaron en las ideológias modernas occidentales un refugio. Se unieron a los movimientos seculares progresistas y sus revoluciones de moda porque ofrecian un escape a todo lo atrasado. Se conviertieron en revolucionarios porque eran inseguros y tenían miedo. Eran humanistas anti sionistas y anti americanos porque, en el fondo, no querían se árabes. Su obvio chovinismo cultural era simplemente una urgencia de auto suicidio intelectual. su vida era una desesperanzada huida hacia adelante.

Para los árabes de mi generación, pienso que necesitamos un enfoque diferente. No pido que se ame a Israel o el sionismo. Si eres crítico con Israel y piensas que debería existir una Palestina, continua haciendolo. Todo lo que pido es que se tenga coraje, admitir que el asesinato que hemos presenciado estos días es una consecuencia objetiva de un sistema moral catastrófico, el que todos los árabes conocemos intimamente. Es un momento para la introspección colectiva. Es tiempo de enfrentarse a los más oscuros lugares de nuestra herencia ideológica, y cuestionar las ideas y creencias que hemos absorbido sin pensar. Sólo haciendo esto tendremos la esperanza de contribuir a un mundo más constructivo alejado de la barbarie.